Lo que Fontcuberta pretende en su libro (como lo dice el al principio del mismo) es añadir adeptos al eceptisismo fotografico.
Con variados ejemplos, como la destrucción de Guernica en España, Fontcuberta pretende ejemplificarnos como la foto miente desvergonzadamente todo el tiempo; como la fotografía es en verdad una herramienta de manipulación y no una ventana hacia la verdad. No discrimina el cambio de cámara análoga a digital, incluso los programas de edición son para él "permitidos" en su ideología y los compara con las antiguas ediciones químicas. Sin embargo sostiene que la realidad, en la fotografía, no es más que un juego visual, y que fragmentos de un todo capturados en una imagen, obedecen directamente a las necesidades del fotografo en cuestión.
Nos muestra con interminables ejemplos de fotógrafos, como usa cada uno su tecnica para mentir.
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